Roma

"Roma" se abre con un primer plano de un camino de entrada empedrado. Vemos cómo el agua jabonosa cae en cascada sobre la piedra, mientras alguien fuera de cámara la limpia. En el reflejo del agua, podemos ver el cielo, aunque incluso ese reflejo se ondula y cambia a medida que el agua se mueve. A continuación, un avión se desplaza por el campo de visión dentro del reflejo. Suena muy simple, pero hay mucho en esta secuencia de imágenes que se refleja en la película que sigue: un flujo natural de vida -agua, piedra, aire- al tiempo que nos presenta el concepto de lo micro dentro de lo macro, como un avión contra el cielo. Gran parte de "Roma" repite el concepto de la historia personal con el telón de fondo de una historia más amplia: el rostro en la multitud, la historia humana en el contexto de una historia social. Cuarón ha realizado su película más personal hasta la fecha, y la mezcla de lo humano y lo artístico en casi todas las escenas es impresionante. Es un logro magistral del cine como máquina de empatía, una forma de pasar tiempo en un lugar, en una época y con unos personajes que de otro modo nunca veríamos.